lunes, 21 de noviembre de 2011

El poder y la pasión

El fútbol ha llegado a ser considerado por algunos intelectuales como el opio de los pueblos y ciertos gobiernos a lo largo de la historia han sabido sacar provecho de ello. Algunos, marcadamente autoritarios han llegado al punto de obligar a las Selecciones a utilizar un color determinado de camiseta y hasta han impuesto los modelos a su antojo. 

El autoritarismo y la necesidad de tener el control de una sociedad se ve claramente reflejado en el reconocido libro de George Orwell 1984, del que muchos hablan pero pocos leyeron. El Gran Hermano, máxima autoridad del pueblo que describe Orwell, se hizo famoso gracias al reality que todos conocen. 

Los gobiernos autoritarios tuvieron su esplendor en el siglo pasado y hoy en día los que quedan tienen un poder inferior a aquellos. En la Argentina siempre se habla sobre el Mundial que tuvo sede en el país en 1978, que para muchos le sirvió a la Junta para ocultar los actos que estaban llevando a cabo. El propio Hittler utilizó a los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en Berlín en 1936 para promocionar su régimen, a pesar de que el deporte no era algo que le atraía.   

El personaje central de la novela de Orwell, además de ser controlado, como todos los ciudadanos de Oceanía, debe consumir los productos que les da el gobierno y vestir el mismo uniforme, un mono azul.

Es en este punto donde me detendré. Han existido Gobiernos como el de Francisco Franco o el de Benito Mussolini que han obligado a sus Selecciones a hacer un cambio en la vestimenta tradicional.

El dictador español ejerció su autoridad entre 1936 y su muerte en 1975, finalizada la Guerra Civil obligó a la Selección española a abandonar el color rojo de su camiseta debido a que le recordaba al rojo comunista, imponiendo el azul, que era el color de las camisas que usaba la falange. En 1947 el General Moscardó, Delegado Nacional de Deportes, consideró que era absurda la medida y decidió que la camiseta volviera a ser roja, la azul quedó como alternativa. En la actualidad se puede considerar al pantalón que viste la Selección de Luis Aragonés como uno de los pocos vestigios que quedan de la dictadura de Franco y es un hecho que genera debates entre los aficionados. 

Final del Mundial 1934
 Italia 2-Checoslovaquia 1
Como expresé al principio Mussolini fue otro de los que utilizó su “poder” para interferir en la elección de la casaca del seleccionado italiano. En el Mundial que se disputó en 1934 en ese país, que según el parecer de muchos estuvo “arreglado” para que Italia se quedara con la Copa, el dictador obligó a los jugadores a usar en la final una camiseta negra, como las que usaban los Camisas Negras, fuerza militar de la Italia fascista.  

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